“La
escuela mi segundo papá.”
Breve reflexión sobre
la necesidad de las normas y
leyes en la sociedad contemporánea.
Autor: Lic. Marcelo Fabián PABLO.
ABSTRACT
Producto
de la crisis de la modernidad y la aparición del postmodernismo, también las
instituciones modernas se batieron y fracasaron en la lucha por sobrevivir a la
época. La escuela – una de las instituciones disciplinarias modernas – y sus
operaciones de disciplinamiento dieron paso a lo que hoy algunos pedagogos
denominan escuela –galpón
Una
institución tiene la figura de un conjunto de términos atravesados o
constituidos por una misma regla: desde la ley. En un galpón no hay cohesión
lógica, no hay articulador; la cohesión es material, es el hecho de estar entre
las mismas paredes, de coincidir solo en tiempo y lugar físico
¿En
qué dirección podemos pensar hoy la intervención de la escuela?
Hoy
en día se hace necesario la presencia de una institución que cumpla y marque la Función Paterna : instaure
reglas, ordene normas, haga cumplir leyes, establezca límites. La escuela debe
brindar esto no desde la necesidad de un orden disciplinar exterior y
organizativo; sino – también y principalmente – desde la necesidad que tiene el
sujeto de configurarse internamente en su deseo y no en el puro placer.
Due
to the crisis of moderns times and thebeginning of postmodernism, modern institutions fought and fakied in
their strggle for survial. Schools, one of the modern institutions for
discipline , and their disciplinarian operations grave way to what some
specialists call “school – ward”.
An
institutions is defined as a group of terms built up on one single rule: the
law. A ward lacks logical unity, there is not a bridge. Cohesion is merely
material, the fact of being within the same walls at the same time, in the same
place.
How
can we conceive the role of schools today?
Nowadays
an institutions necesary to perform the Parental Role: to establish and
organize rules, to see laws are carried out, to set boundaries. Schools must
fulfill this role, not in arder to impose order from outside but in view of the
need each one has of building up their personality based on their desire rather
than pure pleasure.
ESCUELA –
SUBJETIVACIÓN – FUNCION PATERNA – ESTRUCTURA PSIQUICA- LEYES
SCHOOL – SUBJECTIVITY – PARENTAL ROLE – PSICHIC STRUCTURA - LAWS
A.- Una mirada
sobre la realidad. .
1.- Crisis: ¿miedo
o desafío?
La
palabra crisis está presente en todos
los discursos que escuchamos en la
Argentina de hoy. La política está en crisis, los dirigentes
están en crisis, las instituciones están en crisis, la economía sufre una
crisis,… y así sucesivamente podemos enumerar largamente aquellas situaciones
críticas en las cuales vivimos y por las cuales nos sentimos influenciados.( ¿
y culpables?).
Sin
embargo deberemos definir el concepto y sus diferentes tipos para,
posteriormente, elaborar caminos de resolución de los mismos.
El
ser humano vive en un estado de dinámico equilibrio, también denominado
homeostásis. Llamamos dinámico a este estado debido a que se va construyendo y
sosteniendo permanentemente a lo largo de la vida del individuo. La ruptura o
alteración del equilibrio acarrea problemas. La crisis se produciría cuando los
problemas superan las fuerzas reequilibradoras más tiempo de lo tolerable. Este
enfoque de crisis es similar al concepto de stress que Selye definió en el
campo médico. (Cfr. SELYE,H; 1941)
En
toda crisis hay alguna pérdida, pero aparece algo nuevo. Algo que abre la
posibilidad de transformación y, oportunamente, de crecimiento. Se da una
pérdida de equilibrio en las relaciones estables de objeto. Pérdida que puede
abrir la posibilidad de transformación y protagonismo de la realidad en la cual
se está inmerso.
La
concepción de crisis tiene que ver con que no es esperada, irrumpe y
desequilibra. Podemos clasificarlas de la siguiente manera: ( Cfr. MOUJAN, O.
1989)
Crisis vitales:
todos los seres humanos las transitamos. Se las asocia a eventos traumáticos
anticipables que tiene que ver con momentos cruciales en el desarrollo de la
vida tales como nacimiento, adolescencia, adultez, vejez, etc.
Crisis accidentales:
se refiere a eventos traumáticos no anticipables. Irrumpen sin que el sujeto
las espere. Si producen un trauma es porque la persona no pudo anticiparse al
trabajo del duelo y se rompe el ritmo y
la secuencia de su propio ciclo vital. Por ejemplo: muerte de un hijo, pérdida
del empleo, etc.
Toda crisis es considerada vital en tanto
conecta con el origen del sentimiento de identidad y el ser íntimo de la
persona.
2.- La sociedad en
crisis.
Desde
la concepción anteriormente mencionada podemos preguntarnos si la sociedad
actual vive un estado de crisis. El riesgo es que hablemos de estado
y no de dinamismo en tanto se puede
institucionalizar la crisis y hacer de ella el estilo de vida dominante. Es
evidente que la sociedad en su conjunto ha perdido el equilibrio que debería
garantizar para todos sus miembros, equilibrio que no solo se circunscribe a lo
externo, por llamarlo de alguna manera, como lo económico, lo social, lo
educativo, por ejemplo, sino también a lo interno del ser humano, tal su
identidad, sus valores, su deseos y necesidades, por citar algunos aspectos.
Surge la pregunta. ¿hay relación entre ambos? ¿Cuál es la causa y cuál la
consecuencia?
El
mundo “aldea global”, el mundo moderno de la ciencia y del conocimiento, de la caída de las fronteras
geográficas y el alzamiento de las fronteras económicas, de internet y el e-m@ail, de las minorías ricas y el amenazante terrorismo;
este mundo moderno ¿qué cambios introduce que generan una brecha entre las
experiencias vitales y el conjunto de las instituciones que la modernidad creo
para su contención y regulación? Señalaremos solo tres que son importantes en
tanto su relación con las instituciones educativas: ( Cfr.DUSSEL, I. y FINOCCHIO,S ; 2003)
·
La erosión del Estado
Nación y la primacía del mercado: Las corporaciones multinacionales
planifican y ejecutan su producción,
marketing y distribución en base a las exigencias de la economía mundial. El
interés de las corporaciones multinacionales está en la rentabilidad mundial,
mientras que las exigencias de los contextos nacionales donde despliegan su
actividad poco cuentan para definir sus planes de acción. El Estado, por tanto, solo deberá atenerse a
controlar el conflicto social desarrollando políticas sociales destinadas a
atender las crecientes tendencias expulsivas del mercado; apoyar la continua
expansión de las esferas controladas por el mercado; introducir los valores que
son propios del mercado y generar espacios de formación de los recursos humanos
que requiere el mercado.
·
Los cambios en la cultura
y el conocimiento: La globalización de la economía está acompañada por una ola
de transformación cultural denominada por algunos autores “globalización
cultural”. Por contrapartida, esto lleva a una profundización de las tendencias
a la individuación que en algunos casos son percibidas como desintegración
social o descomposición de la sociedad. Se trata de un desmembramiento de las
formas de vida de la sociedad industrial (clase social, roles de sexos,
familia, etc) por otra en que los individuos tienen que montar, escenificar e
improvisar sus propias biografías.
·
Consecuencia de lo
anteriormente señalado es el tema del
futuro y el de la opacidad o desvanecimiento del futuro, que ha dado lugar
a que muchos autores caractericen este
momento histórico por el rasgo de la incertidumbre.
Repensar la escuela obliga a una reflexión profunda respecto de la articulación
escuela y futuro. ¿Puede existir una escuela que se legitime solo en el hoy?
¿Es posible construir horizontes para la escuela y los jóvenes desde la propia
escuela? ¿Es posible atender el hoy sin estar al mismo tiempo aportando para la
construcción del mañana y desde una mirada conciente y crítica del propio pasado?
| 3.- La escuela en crisis.
Producto
de la crisis de la modernidad y la aparición del postmodernismo, también las
instituciones modernas se batieron y fracasaron en la lucha por sobrevivir a la
época. La escuela – una de las instituciones disciplinarias modernas – y sus
operaciones de disciplinamiento dieron paso a lo que hoy algunos pedagogos
denominan escuela –galpón. (Cfr. LEWCOWICZ, I. Y
CORREA, C; 2004) Sin Estado Nación que asegure las condiciones de
operatitividad, la escuela en particular
y las instituciones disciplinarias en general, ven alteradas su
consistencia, su sentido, su campo de implicación; en definitiva, su propio
ser. De esta manera el agotamiento del Estado Nación como principio general de
articulación simbólica trastoca
radicalmente el estatuto de las instituciones de encierro.
Las
instituciones ya no son las mismas porque sin metaregulación estatal quedan
huérfanas de la función que el Estado Nación les transfirió. Sin proyecto general
donde implicarse será necesario pensar nuevas funciones, tareas y sentidos.
Nacidas para operar en terrenos sólidos, la velocidad del mercado amenaza la
consistencia ya fragmentada de las instituciones. De esta manera, sin función
ni capacidad a priori de adaptarse a la nueva dinámica, se transforman en galpones. ¿De dónde procede esta imagen
desoladora? ¿Cuál sería la diferencia entre una institución y un galpón? En
principio, una institución tiene la figura de un conjunto de términos
atravesados o constituidos por una misma regla: desde la ley. En un galpón no
hay cohesión lógica, no hay articulador; la cohesión es material, es el hecho
de estar entre las mismas paredes, de coincidir solo en tiempo y lugar físico.
En
condiciones de galpón, la institución probable es la precariedad de la regla
compartida y no la ley trascendente. La regla es inmanente, precaria,
temporaria, se pone para un fin, no preexiste, no se supone, es mas regla de
juego que ley del Estado. Otra de las grandes dificultades que tenemos los
docentes es que subjetivamente suponemos
la preexistencia de la ley mientras los estudiantes suponen la hegemonía de la
razón. Si en un recinto hay dos épocas heterogéneas, no hay situación
alguna. Pero la cuestión no es cuál supuesto se impone sobre cuál, sino como se
instaura algo, dado que los supuestos no son compartidos. No se trata de la
idea del retorno de la ley sino una vía de subjetivación distinta que es la de
proponer reglas.
Hoy
las instituciones no normalizan, no forjan subjetividad sino que brindan un
servicio. La escuela ya no tiene capacidad instituyente.
4.- La familia en
crisis.
¿Qué
es una familia? Frases tales como la célula básica de la sociedad, el lugar de
protección y cuidado, la instancia
organizada en torno a la ley, el epicentro de la formación de valores, los
mediadores entre el ser que nace y el mundo exterior; han caído en desuso.
Rosanvallon
(Cfr. ROSANVALLON, P. y FITOUSSI,J.; 1997) nos recuerda que la familia tradicional
ofrecía un punto de equilibrio al individuo, al mismo tiempo que lo insertaba
en un espacio de sostén social y redistribución económica. La familia hacía
posible la inscripción en una genealogía, es decir, en una historia que le
brindaba a sus miembros sostén y referencia. La familia constituía para la
tradición moderna el primer eslabón en el proceso de filiación y construcción
de la cadena intergeneracional. Desde ya que este patrón cultural no
contemplaba las diferentes experiencias familiares gestadas en itinerarios
culturales y sociales distintos, pero constituía la matriz regulatoria de las
sociedades occidentales.
Son
muchas las familias que en los distintos contextos se sienten hoy afectadas por
una crisis grave, que se caracteriza por la debilitación de los lazos internos
y por una exagerada búsqueda de autonomía. Muchos jóvenes sufren las
consecuencias de este desarreglo familiar causado por la infidelidad, por la
superficialidad de relaciones, por el divorcio, por la miseria, por el
alcoholismo, por la droga. ( Cfr XXIII Capítulo General de la Sociedad de San Francisco
de Sales; 1990)
Aumenta
el número de personas psicológicamente no preparadas para la paternidad o
maternidad e incapaces de dar afecto a los hijos o al cónyuge. Agregado a esto
último la situación económica que obliga a ambos miembros del matrimonio a
ejercer laboralmente a tiempo completo, quedando los hijos al cuidado de otro
familiar o de personal contratado para tal fin.
Estas
situaciones producen en muchos jóvenes graves consecuencias que se manifiestan
en vistosas carencias afectivas, inseguridades, inadaptación, etc. En gran
medida es la escuela la receptora y
contenedora de estas carencias.
Es
la adolescencia la franja etaria propia de la escuela en el nivel medio.
Estudiar la adolescencia es conceptualizarla dentro de las etapas
psicoevolutivas del desarrollo de la persona. El sujeto la vive como una crisis
en tanto se produce un desequilibrio en su “estabilidad infantil” adquirida
desde la primera infancia. Circunscribimos la adolescencia teniendo en cuenta
características universales que confluyen con un contexto geográfico –
histórico determinado. Es decir, tras la expresión sociocultural hay un
basamento psicobiológico que le da características universales.
A.Aberastury
y M.Knobel realizan una síntesis de las características de la adolescencia: (Cfr.
ABERASTURY, A – KNOBELL, M; 1971)
·
Búsqueda de si mismo y de
identidad.
·
Tendencia grupal.
·
Necesidad de
intelectulizar y de fantasear.
·
Crisis religiosa.
·
Desubicación temporal.
·
Evolución sexual desde el
autoerotismo hacia la heterosexualidad.
·
Actitud social
reivindicatoria.
·
Contradicciones sucesivas
en todas las manifestaciones de conducta.
·
Separación progresiva de
los padres
·
Constantes fluctuaciones
del humor y del estado de ánimo.
Las características arribas señaladas nos permiten vislumbrar al adolescente en plena etapa de cambio, de
búsqueda y resolución de su propia identidad. Es este adolescente el que
concurre a nuestras instituciones educativas atraído (en el menor de los casos)
por la oferta de la formación
intelectual, pero también necesitado de un espacio - soporte donde reflejar sus
propias inseguridades y que le permitan crecer a imagen de un modelo
preestablecido.
B.- Escuela: “mi
segundo papá”.
1.- La
estructuración psíquica del sujeto.
A
propósito de la familia, la psicología psicoanalítica suscribe a la idea de que
no hay sujeto desde los orígenes sino que se trata de posibilidades que solo se
materializarán si encuentran una serie de condiciones. El otro es entonces condición y posibilidad de subjetivación. El
primer otro es la madre que nutre, cuida, brinda afecto, toca, habla. En este
encuentro ese otro introduce algo de otro orden que la mera asistencia
física y que será motor del psiquismo
humano. La función materna ofrece además una función identificatoria, le
proporciona al niño una serie de significados que permitirán nombrar los
diferentes estados por los que atraviesa.
Al
igual que la función materna, la función paterna es una función simbólica. Es
el representante de la ley y como tal el portador de los discursos socialmente
legitimados. Es el encargado de romper la simbiosis entre madre e hijo y el que
reparará esa “pérdida” con la puesta a disposición de objetos sustitutos
(símbolos, ideas, instituciones, ritos, etc) que facilitaran la exogamia. (Cfr.
DUSCHATZKY,S y CORREA, C; )
Dado
que la subjetividad moderna se rige por leyes y códigos civiles y religiosos,
la pregunta – y que es el fundamento de nuestra hipótesis de trabajo – es: ¿qué ha sucedido con estas representaciones
familiares, acaso son consistentes con la experiencia recogida bajo las
coordenadas de la globalización y transformación de la sociedad burguesa?
Dicho de otro modo: ¿legisla la función
paterna tal como lo hacía en la experiencia de familia tradicional del
modernismo occidental?
2.- La función
paterna y la ley.
Ciertamente
que la función paterna esta presente en el proceso de subjetivación del niño.
Pero no podemos dejar de negar que no está presente al mismo modo que en la
modernidad, al estilo de la familia tradicional y organizada de manera
estandar.
Ambas
funciones (Fm, Fp) siendo simbólicas no son necesariamente ejercidas por madre
o padre; pueden ingresar otros significativos en este interjuego de relaciones.
¿Quiénes por ejemplo? Es fácil pensar que si el niño pasa gran parte del día
sin sus padres presentes – físicamente- otras personas – seguramente
significativamente para él - cumplan
alguna de estas funciones.
También
es fácil imaginar que para un padre ausente la mayor parte del día – al modo de
“ejecutivo moderno” - sea más difícil
instaurar leyes, hacer respetar límites, imponer castigos en base a reglas
establecidas, etc.
Sostengo
que el padre postmoderno está en un lugar de desventaja, por llamarlo de algún
modo, para hacer cumplir su Fp; y que sus relaciones vinculares con sus hijos
podrían estar más del lado de la
Fm.
El
niño se va subjetivando con esta carencia, pudiendo observar niños caprichosos,
adolescentes inestables, consumistas, “indomables”, jóvenes inmaduros o
insatisfechos afectivamente,… y ejemplos nos sobrarían.
Cuando
la ley simbólica, en tanto límite y posibilidad, no marca, el semejante no se
configura, o se configura de una manera no del todo sana.
Este
es el niño – adolescente – joven que llega a nuestra escuela. Es una persona
donde el límite, la regla, la ley esta instaurada pero, en el mayor de los
casos, muy precariamente.
¿En
qué dirección podemos pensar hoy la intervención de la escuela?
Si
hace unos años la escuela era nuestro segundo hogar y la maestra la segunda
mamá; hoy en día no necesitamos una “nueva mamá”: contendora, que nos
satisfaga, brindadora de cuidados y cariños, que en nada contradiga lo que
pedimos ( entiéndase en el sentido que se usan estas ultimas afirmaciones); ya
que todo esto lo brindan día a día ambos padres,
la sociedad, los M.C.S, los grupos de pares, etc.
Hoy
en día se hace necesario la presencia de una institución que cumpla y marque la Fp : instaure reglas, ordene
normas, haga cumplir leyes, establezca límites. La escuela debe brindar esto no
desde la necesidad de un orden disciplinar exterior y organizativo; sino –
también y principalmente – desde la necesidad que tiene el sujeto de
configurarse internamente en su deseo – y no en el puro placer. (Cfr.
LAPLANCHE y PONTALIS; 1995)
Esta instauración posibilita un sujeto que
reingresa en una cultura y circula “sanamente” por ella; sino tendremos
“adultos niños caprichosos”, “adultos adolescentes inestables”, “adultos
adolescentes consumistas”, “ adultos jóvenes indomables”, “adultos jóvenes
inmaduros o insatisfechos afectivamente”, … y ejemplos nos sobrarían.
Cierto
es que no podemos tipificar y generalizar en esto que sostenemos. Pero si somos
fuertes en esta afirmación: nuestros alumnos están necesitados imperiosamente
de un espacio de referencia, de un lugar de validez de una ley, de un sostén
que los circunscriba, los ordene y, por lo tanto, los identifique consigo
mismo.
Estoy
seguro que esta es la función más importante que debe cumplir la escuela hoy. Y
es, por otro lado, la puerta de salida, a la crisis de la institución
disciplinaria moderna.
Hoy
no es necesario la escuela de la modernidad; es necesario una escuela que
regule y subjetivíce; que brinde y haga cumplir normas, que ordene y limite,
que estructure y haga circular el deseo: Esto trae como consecuencia mejor
rendimiento escolar, menos problemas de aprendizaje, menores índices de fracaso
escolar, pocas manifestaciones de violencia
escolar, …
Es
la escuela que necesitamos… y la escuela que nos merecemos.
Bibliografía
ABERASTURY,
A – KNOBELl, M; (1971) La adolescencia
normal. Un enfoque psicoanalítico; Editorial Paidos; Buenos Aires –
Barcelona.
DUSCHATZKY,S
y CORREA, C; Chicos en banda. Los caminos
de la subjetividad en el declive de las instituciones; UEPC – FLACSO –
UNICEF
Para
comprender la noción de crisis se puede ampliar en: FERNANDEZ MOUJAN, O.
(1989); Crisis Vital. Un modelo de transformación en psicoanálisis
y psicología social., Editorial Nueva Visión; Buenos Aires – NEUGARTEN,B; (1970) Dinámica de la transición desde la mediana edad a la vejez; Journal
of Geriatric Psych. IV, - DUSSEL, I y FINOCCHIO,S (compiladoras);
(2003) Enseñar hoy. Una introducción a la educación en tiempos de crisis.;
Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A; Buenos Aires
LAPLANCHE y PONTALIS; (1995) Diccionario
de Psicoanálisis; Buenos Aires
LEWCOWICZ,
I. Y CORREA, C; (2004) Pedagogía del
aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas; Edit. Paidos; Buenos Aires
ROSANVALLON,
P. y FITOUSSI,J.;(1997) La nueva era de
las desigualdades; Manatial; Buenos Aires
SELYE,H;
(1941) La reacción de alarma; Medicina, Citado en GROSSE, DÍAS PUETAS y IGUSZQUISA; (1994) Estres, Vida y Padecimiento Humano; Ediciones
El Graduado; Tucumán
Prólogo
de TIRAMONTI, G. a DUSSEL, I. y FINOCCHIO,S
(compiladoras); (2003) Enseñar hoy. Una introducción a la educación
en tiempos de crisis.; Op.Cit.
XXIII
Capítulo General de la
Sociedad de San Francisco de Sales; (1990) Educar
a los jóvenes en la fe; Central
Catequìstica Salesiana; Madrid
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